La mala visión se manifiesta desde la etapa de la niñez y se debe a la falta de prevención en el chequeo de la vista. Este problema surge por descuido de los padres en el control mensual de la salud integral de sus hijos.
Constatar en la etapa escolar que el hijo tiene malas notas, poca intervención en la participación de las clases, dificultades para completar las tareas, pensar que son distraídos, que no ponen interés en los trabajos escolares y los estudios; son prejuicios que generalmente tienen los padres sobre sus hijos. Esta situación no corresponde a la realidad, porque se ha comprobado que el 60% de ellos no los llevan a los chequeos médicos.
Causante
La visión defectuosa de uno o de los dos ojos son los causantes de estos problemas escolares y por lo tanto, del bajo rendimiento escolar e interés en participar en las diferentes actividades que les correspondería realizar.
Por esta razón, el chequeo médico visual y auditivo del niño (a) es una prioridad al momento de ser inscrito para ingresar al colegio, la edad ideal para este chequeo es a partir de los 3 años. Estas deficiencias en los ojos pueden subsanarse con la corrección visual mediante gafas medicadas por el especialista oftalmólogo.
Existen instituciones de educación que cuentan con el servicio médico escolar y en ellos se realizan descartes en: salud visual, control de vacunaciones en los diferentes grados educativos, así como la atención en casos de accidentes de traumatología (accidentes por golpes, caídas y otros en las horas libres).
En ocasiones, estos chequeos realizados en los centros escolares resultan útiles, pero no se deben sustituir por una revisión visual completa que debe ser realizada por el oftalmólogo.
En la infancia y la adolencencia
Los problemas visuales más frecuentes en la infancia y la adolescencia son las ametropías no detectadas, como la hipermetropía, el astigmatismo y la miopía, así como las disfunciones binoculares como la ambliopía y el estrabismo.
Los problemas de aprendizaje originados por la falta de buena visión se comprueban cuando los niños no pueden leer correctamente y por lo tanto, pueden tener graves problemas en el aprendizaje y en el desarrollo motor, así también tienen dificultad en la atención visual y auditiva, porque no pueden ver la pizarra correctamente, situación que disminuye la participación activa del niño o niña causándole distracción y bajo rendimiento.
Cuando en la etapa de la adolescencia falla el niño y/o niña en los estudios los padres deben prestar más atención en el rendimiento escolar de sus hijos y observar si el niño o niña acerca demasiado el libro a la cara para leer y/o desarrollar el trabajo del día. Cuando no pueden leer de corrido, cuando ven muy cerca la pantalla del televisor, cuando se frotan mucho los ojos, cuando gira la cabeza para seguir la línea de lectura, cuando tiene una comprensión muy baja de la lectura, etc.
Asimismo, los padres y los educadores deben observar si un niño o niña invierte las letras, números y palabras o si se queja a menudo de tener dolores de cabeza.
Otros síntomas que podrían indicar problemas visuales son: guiñar los ojos al mirar, lo que supondría contar con una visión borrosa; y cerrar un ojo o tapárselo al leer.
Todos estos problemas visuales mencionados son la causa del 40 % del fracaso escolar
Podemos agregar también que los ambientes de estudio deben contar con la iluminación adecuada para no fatigar la vista. En el caso de no contar con luz blanca en el techo, la lámpara que se utiliza sobre el escritorio debe tener luz blanca y ser ubicada de acuerdo a la izquierda (si el niño es diestro) o a la derecha (si el niño es zurdo), sin que en el mismo ambiente se encuentre la televisión u otro artefacto eléctrico que distraiga el estudio.
En este sentido, el niño debe contar con el escritorio y la silla adecuada a su fisonomía para evitar la mala posición de la columna vertebral, cuello y cabeza cuando ejecuta las tareas escolares y/o trabajos.
Durante el tiempo de estudio, el niño o adolescente debe descansar cada cierto tiempo la vista, cambiando de posición y/o mirando a lo lejos, mejor si puede cambiar de ambiente por 15 minutos para romper el estrés provocado por las exigencias de los padres y de los profesores.
Existen en la actualidad cada vez más casos de niños y niñas que hacen uso de tabletas y ordenadores para realizar trabajos o diferentes actividades en las aulas. Esta práctica va en contra del aprendizaje adecuado a la edad del escolar.
La exposición acumulada a la luz azul violeta que emiten las pantallas y monitores de los dispositivos electrónicos forman parte del riesgo que corre el alumno, si esta fuese continua, origina baja salud visual, dañando las células de la retina y hasta la córnea.
¿Cómo deben utilizar los escolares sus dispositivos electrónicos para que no les dañen la vista?
Evitando el uso de móviles o tabletas con la luz apagada, iluminación tenue porque obliga a la fijación y fatiga visual.
El niño o niña medicada con gafas debe contar con la iluminación adecuada del ambiente en el que se encuentra para sentir comodidad en las labores que desarrolle dentro del hogar, en la escuela y en el medio ambiente.
Para que el niño (a) tenga éxito en la vida escolar en general debe contar con el cariño, atención, respeto a los diferentes niveles de su aprendizaje y a su espacio por parte de sus padres y de sus profesores, así como también tener la tolerancia en el manejo del diálogo que se utiliza con él o ella de acuerdo a la edad.
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